domingo, 29 de junio de 2014

DISCURSO DE DESPEDIDA A LOS ALUMNOS DE 2º DE BACHILLERATO: "CUANDO SOBREN LAS PALABRAS SERÁ CUANDO MEJOR HABLEMOS"


Este pobre discurso que sigue se ha caído de torpes 
manos (no de las mías –tiempo habrá de dar noticia 
de quién es la cabeza y la ocasión  que lo han 
tejido). Una vez encontrado, yo lo he adoptado a él y él 
a mí pues ambos desvalidos nos veíamos. No he tenido
lugar para zurcirlo y traerlo a conveniencia. Por tanto,
téngase sosiego y tómese del menú lo que plazca y apártese 
lo que enoje.

Como prólogo brevísimo hay escrito un único verso 
del Orlando furioso de Ariosto (que también utiliza Cervantes 
en el final del Quijote de 1605): “Forse altre cantarà con 
miglior plectro” (que aplicado al caso significa: otro lo 
escribirá con mejor pluma).

El discurso se titula “CUANDO SOBREN LAS PALABRAS 
SERÁ CUANDO MEJOR HABLEMOS” (Mal principio, malo…, 
pues yo me gano la vida con el palique  de un  honrado 
vendedor de coches).

Y principia así:
Os hablaré a vosotros, hijos o alumnos nuestros, como  
varones y féminas de multiforme ingenio que, después 
de superar innúmeras pruebas poco hace, veréis  
poblaciones y conoceréis las costumbres de muchos 
hombres y padeceréis en el ánimo gran número de 
trabajos en vuestra  navegación. 

Dejaréis puerto abrigado y aún cerca de costa advertiréis allá 
en tierra a vuestros tutores (uno que garabatea números en 
el aire, otros letras en la arena, alguno que  mide aletas caudales 
de pescados, aquel que habla en la lengua de Roma y 
traduce pareceres a los griegos, otro más que vocea 
geografías extrañas...) todos reducidos en distancia cabrían
en la cuenca de vuestras manos.


Cícladas, Eólicas, Sarónicas, Jativánidas, Valencianias, 
Alcóydidas, Gandiánidas...Las cruzaréis todas. Nunca os 
detengan horrísonas harpías, ni melódicas sirenas, ni Calipsos, 
ni semidioses hermosos ni semidiosas rogantes, todos de 
verbo suasorio. Que no os descamine el cambiante azar.

Partido habéis ya, antes incluso de dejar la dulce Ítaca (Esto
es un tópico muy manoseado; ahora mismo en decenas de 
institutos decenas de tutores en decenas de discursos la 
nombrarán decenas de veces; así que debéis colocar en 
su lugar Ollería, Alfarrasí, Montaverner...igualmente dulces), 
partiréis, digo, a por islas que aparecerán solo cuando a ellas 
lleguéis vosotros. 

Pero entrad ya a las huecas naves y ocupad los duros bancos. 
Que embarquen:
       Ana Albiñana, cuya azafranada  luz aleja la calígine.
       Ignacio Camarena, el de contenida discreción
       Jénifer Camarena,  la de graciosas efélides
       Valentín Clavo, el de paso claudicante que tiene tiene vozarrón 
       de bronce y grita tanto como otros cincuenta
       Ángel Engo, revestido de impetuoso valor
       Míriam Estrela, doncella belicosa de ojos vivos
      Tamara Ferri, que rompe filas de guerreros y tiene el ánimo 
       de un león
       Rafael García, tan fértil en recursos
       Héctor Giner, el de broncínea armadura  y sonrisa tremolante.
       Mireia Micó, hija de la mañana, cuyo resplandor llega al cielo.
       Sara Micó Soler, la argiva más hábil de entre todos los atletas 
       que honran al  padre Zeus

       Óscar Mompó, el benéfico de prudente espíritu
       María Mompó, la de hermosas mejillas que se complace 
       en  escribir versos
       Noelia Moscardó, la que lleva arco de plata y enardece
       a los filósofos
       Emma Revert, la aguerrida doncella de corazón fuerte
       Laura Ruiz, la de los ojos garzos
       Carles Santacatalina, el de los silencios elocuentes y portador 
       de diccionarios

       Alba Sanvíctor, predilecta de los dioses
       Andrea Sanz, la nacida con los ojos de Atenea

       Estela Sanz, la de larga cabellera que aconseja a los troyanos
       Jorge Terol, el mejor de los aqueos y mediador entre los 
       hombres y los dioses
       Éric Úbeda, el de las sandalias aladas
    
         Embarcad y que no haya aflicción para los que aguardan 
la ocasión siguiente, a todos se os tiene en la memoria (ni para 
Ángel Albiñana, ni para Alejandro García, ni para Lorena, ni para 
Sara, ni para Meri ni Javier...). Habrá otras naves para vosotros 
que también partirán y alcance darán a la primera.

         Y en esas ínsulas de las que ciudadanos primeros 
sino príncipes habréis de ser, que se pueda decir de vosotros: 
“No ha habido para estos mujeres y hombres gloria más ilustre 
que la de luchar por la obra de sus propios pies o de sus 
propias manos”.

         Regresaréis entonces, cruzando el piélago, en retorno 
distraído, a este puerto (Ítaca, es decir, Ollería, 
Alfarrasí, Montaverner...). Y una mañana advertiréis a un señor o
 a una señora paseantes (ya encorvados, con perro faldero, 
y moceando fuera de dignidad con moderno vestuario). Solo 
habrá pronombres y vosotros seréis “ustedes”, y nosotros “tú”.
         -¿Eres tú Josep, Cristina, Miquel, Gonzalo...?- Y se 
os responderá:-¿Y usted quién es y de qué me conoce?
         Deberéis comentar con prontitud y aplomo:-”Soy Ángel, 
soy Ana, soy Mireia, soy  Jorge...y me diste física, me 
diste matemáticas, me diste castellano...” Y sin que crezca mucho 
el silencio apostillaréis con brevedad calma: -”Y lo que me 
enseñaste me ha servido de algo”.

         Llegaréis a creer que después de tanto tiempo el encuentro 
es casual; ¡qué incautos! Seremos nosotros quienes os 
habremos buscado. Y continuaremos después el paseo con 
placidez, buscando por las arboledas a otro de los vuestros.
 Porque nos haréis mucha falta.

         Aquí el discurso dice: 
                                      SOBRAN LAS PALABRAS. FIN
                       




SUERTE A TODOS EN EL VIAJE