Resulta que un profesor, al que solo sus alumnos lo llaman sin merecimiento alguno "maestro",
pretendía difundir la palabra. La palabra oral. El cuento. Cuéntame,

Y es que desde la sombra que recoge la filogenia humana nos llegó el prurito de la palabra: el sabroso caracol cristiano que lleva su propia bocina, el loro charro de impertinente contestador, la desmesurada y gracil ballena azul que pega la hebra con el Nautilus, el sutil petirrojo que con su Deustche Grammophon se posa en el fatigado astil de la azada, y el extinto paisano que desde su bancal silba una copla
Difundir la palabra. Para ello nada más sencillo y, quizá, eficaz que narrar, narrar y narrar una historia. Las instrucciones para realizar la actividad fueron repetidas una y otra vez: buscar un relato breve (vaya, un cuento) interesante, de ...cualquier autor. Se trataba de partir de un texto escrito de carácter "culto". El discente debería aprender la historia y memorizar solo algunos términos que enriquezcan el vocabulario y que , en el momento de contar el relato en voz alta ante el gimnasio, produjeran el esperado efecto de magia: son las "divinas palabras" que atrapan aun sin conocer su sentido.
Se ofrecieron -que no "admitieron"- sugerencias. Guy de Maupassant ( El Horla, La mano, Sobre el agua, La cabellera...), Horacio Quiroga (El almohadón de plumas, el síncope blanco...), Conan Doyle (Se necesita fantasma), Mark Twain (Un sueño extraño), Ambroise Bierce (Una noche de verano, Una criatura de costumbres), Joseph Payne Brennan(La fiesta en el bosque, Los inquilinos), Hector Hugh Munro(Laura, La ventana indiscreta), Bécquer... Y algunos alumnos alentados por el pedagogo fueron presentados en la palestra. Mient

Los cuentos populares que nos han llegado a través de la tradición oral son parte fundamental de la Historia de la Literatura. Con el objeto de recuperarlos y preservarlos para el futuro, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) edita La memoria de los cuentos. Los últimos narradores orales, de Antonio Rodríguez Almodóvar.
El objetivo de este proyecto es poner en valor uno de los mayores tesoros de la cultura popular española, la de los cuentos que se han transmitido durante siglos en el seno de la familia, de la tertulia campesina o del patio de vecindad a través de personas, a menudo iletradas (no incultas), poseedoras de un saber no siempre bien valorado.
Para realizar este proyecto Antonio Rodríguez Almodóvar y José Luis López Linares han recorrido la geografía española para localizar y entrevistar a algunos de los últimos portadores de este patrimonio inmaterial de la humanidad(...) una treintena de relatos contados por nueve narradores de entre setenta y noventa años en su lengua o habla local: castellano -de distintas zonas-, gallego, vizcaíno, menorquín, andaluz, castúo…
Podemos comprobar que las mismas historias se encuentran en puntos muy alejados geográficamente. Así, la extremeña Juliana Hernández cuenta una versión de Los animales miedosos más conocida por la versión de los hermanos Grimm, Los músicos de Bremen, y que es prácticamente idéntica a la que relata la conquense Consolación Soriano, sin que ninguna de las dos variantes españolas tenga más relación con la alemana que la pertenencia al viejo tronco común de la cultura indoeuropea. ..
Cuento culto, cuento popular, fábula, relación, aleluya, patraña, relato corto, chiste, microrrelato, romance, monólogo, novela...En fin...Seguramente en el origen estaba el chismorreo y la mentira que evolucionaron hacia la parábola. Continuemos la siembra.
Si en el tejido se encontraren florecillas bordadas tales como contar, cuento (que cuente un personaje), manuscrito, papeles escondidos, fingido narrador(que sea a su vez un fingido personaje), audiencia, inconsciencia y vértigo de la letra... tal tapiz fuere tenido por amenísimo, vicioso de fuentes, de avecillas amables y de humanas ondas. Rumorosa fronda es bajo de la que se solaza Don Alonsísimo Quijano en conversación galante y florida con la Señá Bobary. Por humilde o penosa que fuere la urdimbre, de hilo de bramante carnicero -un suponer-, o por muy desmañada arte la atesorada por el tejedor, nunca despreciable la estameña será, ni aún la saquera. Si el hilo es largo, la trampa es formidable. Isabelita Allende ha enredado innúmeras moscardas sin el cebo de la miel. Y así, beseler cualquiera de estanco.
Contemos, pues. Como ya cuentan los últimos narradores: Sergi, Daniel, Marc, Ángela, Celina, Sheila, Natalia, Sara, Isidro, Míriam, Marta, Josep Maria, Inés, Santiago, Jesús, Sergio, Elísabet, Otro Jesús,Carla, Ignacio,Paula, Paloma; Mariola,Rafael, Laura, Juan Miguel, Nerea;Sheila, Natalia, Joan, Sergio, Elísabeth, Adriá, Lidia, Juan Miguel...
Pongo en este pliego un par de vídeos. Ambos son de aleluyeros suramericanos; el primero respondería a la idea de cuento "popular" , mientras que el segundo pertenece a un autor "culto"-y tanto, se trata de "El extraño caso del Señor Valdemar, de Poe-. Cabría fijarse bien en la actuación de cada uno. La primera da comienzo al relato aun antes de que se inicie este (son los preámbulos acerca de cuándo o cómo llegó a su garganta la historia y sobre si esta es verdadera o tan solo veraz) y gesticula como en guiñol. El segundo, por contra, no se mueve (solo modula la voz); no hay introducciones y actúa más decididamente la memoria pues se ha requerido un estudio atento del tejido/texto.
Quede el final para más adelante y dependa de si los escuchadores desenrollan ovillo y reviven o reavivan estas dos u otras relaciones. Yo, el narrador, me dirijo a los últimos narradores.