jueves, 28 de octubre de 2010

EL LINDO ZORRO Y SU DICCIONARIO DE AMERICANISMOS

americanismo.
1. m. Cualidad o condición de americano.
2. m. Carácter genuinamente americano.
3. m. Amor o apego a las cosas características o típicas de América.
4. m. Dedicación al estudio de las cosas de América.
5. m. Vocablo, giro, rasgo fonético, gramatical o semántico que pertenece a alguna lengua indígena de América o proviene de ella.
6. m. Vocablo, giro, rasgo fonético, gramatical o semántico peculiar o procedente del español hablado en algún país de América.

Se ha principiado con la mención al diccionario de la RAE pues su letra, si no en el alma, sí en la faltriquera como vademécum debiera ser portada. Y ahora, en ausencia de pergamino: sin peso, Internet everywhere de contrato con módem USB; con pesos: 39 monedas.


“Mi amol, tú sabes, eto va de vose americanas”. Se aprovecha que se ha presentado el Diccionario de americanismos por parte de varias academias de la lengua española. Para los hablantes del “español fetén” que desde la Península platican, no es una herramienta de mucho uso pues ya se sabe que los ombligos son sordos, cuando no mudos; para los prohijados del español de América y para cualesquiera que como estudiantes se arrimen al venero, será cánula en agualimón.

Nuestro idioma fue sembrado en todas las anfractuosidades de las Nuevas Indias; y como quiera que la voz del sembrador (sevillano, meseteño, extremeño o vasco) zahiriese la fecunda oscuridad del suelo con diversidad de aristas, el logro fue un umbráculo de orquídeas donde medraron en hipertrofia los lexemas. Los tutores (bien nahua, quechua, guaraní o caribe –en cualquiera de sus multiplicaciones frondosas-) permitían que los convólvulos prosperasen. Melados frutillos se oreaban en las brisas sabrosas del paraíso, querencias de los picaflores. Las altas quenas de los incas, con su atadillo de golas, dieron el tono posible a tal dulzura. En lo fónico, la cadencia que levanta la conversación es amarimbada, como charro batracio saltarín. Con este trinar, rebozado en diminutivos, el hablador-cantante pudiera parecer hermano, padre o voluntario benefactor del quídam escuchador no acostumbrado al sonsonete. Nada más falso que un prejuicio, aunque entregarse a él en nada dañe. No es el acento trasunto del alma como no lo es tampoco el poncho. El amable sonido de los que allá hablan castilla, por supuesto, no es garantía siempre de intención mansa ( que les pidan a muchos venezolanos noticia de su presidente…).

Aunque hay tópicos que no son de gomaespuma. El zumbido del español en garganta de América, amalgamado con la legendaria facundia de los hispanoamericanos, tiene consecuencias divergentes. El donaire, el requiebro, el gusto léxico o el color del Continente asoman en la estela de Mario Moreno “Cantinflas”; no obstante, el plomo derretido chorrea también cuando el tiempo es una coordenada despreciable: el aludido Chávez o el renqueante hermano Fidel no se suben al púlpito si no por horas.

No es para menos; la fluencia del verbo americano obra su afecto -con "a"- tal y como el enarenado siroco sobre la impertérrita esfinge. Recuerdo a un vendedor argentino de enciclopedias como el más elocuente al que sufrí. Por otra parte, cuando a la hora de cortejar sacan de la canana las vibrantes elles y el ladino voseo, ya puedes salirte del baile a tiempo de que no te pisoteen la autoestima. Incluso antes de hablar ya arrebatan (el jugador de tenis y latin lover Guillermo Vilas,entregado caballero en las verdes alfombras muelles, en su momento de mayor templanza, diera sopas con honda a Adonis by Brad Pitt; y sin una sola zeta).

Es curioso lo del seseo. Ninguno de los cuatrocientos y pico millones largos de hablantes del continente desea pronunciarla; nanay. Entonces, ¿cómo es que hayan adoptado como seña de identidad a uno de los modernos mitos actuales cuyo emblema es solo letra con forma de rayo?

Tesoros podrá hallar el zigzagueante héroe cada vez que abra su hojaldrado arcón: prietas suculencias como el cacao o el aguacate; suavidades que visten a dioses como las de vicuña o las de jaguar, sombreadas de flores; apretadas materias como la caoba, la tagua o el guayacán; y ajenos ángeles tal el oatzil o el maracaná. Y su demiurgo (Johnston McCulley o uno de sus glosadores), no siendo gran pluma, pudiera en el mismo mueble/diccionario encontrar antiguos aljófares con los que adobar novella. Arcaísmos fueran con los que ensayaría comienzos distintos hasta hallar la musa; el más torpe de todos este, que fuere el último:

Tras limpiarse el sudor que le perló el rostro, desasiose de la máscara y cató la balconada en prieta sombra. "Entre que pasó la mocedad, el sombrero estricto, el antifaz, la capa volandera...y las dos horas de cabalgada -pensó- me han puesto una agonía tal en piernas y remos que no se quita con una noche de reposo." Se agachó al oír a una bestezuela croar, de puro nervio no más. Suspendió incluso la respiración, y pasados unos larguísimos dos segundos se paró cuan alto era , cogió una piedrecita y ...falló; fue probando una, dos, tres... catorce veces. Salió la hija del Gobernador pérfido envuelta en mullida frazada. "¿Que qué quiere otra vez el señor don Diego de la Vega...?" "Le escribí en el billete que le entregué a su dueña que vendría a verla a usted a la medianoche..." Calló la bella dama mientras consideró una disculpa o un desaire que la librase del asedio. "Me ha costado mucho dormir pues en la cena me he empachado con una tortillita de arvejas; pero por su brusquedad, Don Diego, he recordado del sueño ..." Suspiró él, pues la perita estaba apenas a unos jemes de sus narices según creía adivinar. Pero la señorita de Montemayor lo quisiera a él a varios miles de brazas (...).

El defensor de campesinos, protonacionalista enmascarado, calibró seriamente dedicarse al cortejo por correspondencia. Bueno. Pero él ¿qué hiciera?; que antes de emplumar huyó de maestros y que bachiller no era de grado. A dónde, a quién arrimarse a tomar lección. Mandobles a cartapacio abierto desde su silla poltrona. Eso: rendir villanos con cuartillas, y adamar a las mimadas hijas sin fallidas esperas ni relentes. A falta de escribano de confianza, un manuscrito con términos de amariposado melindre; y en cada mariposilla, diminuto ariete al oído de opresores o de damas. Un libro secreto, un lexicón melifluo, de palabras aleves... ¡un diccionario!


En este enlace podrás leer la noticia de la presentación del nuevo diccionario:

http://www.hechosdehoy.com/academias-de-la-lengua-presentan-diccionario-de-americanismos-3891.htm


Aquí tenéis un vídeo (o "video" en Hispanoamérica), que también se refiere a la noticia de la aparición del diccionario, donde podréis comprobar lo del seseo.




Seguramente conoceréis a este genio del humor. ¿No? Pues podréis comprobar lo que es la "facundia" de un hablante de la variedad americana del español.



ACTIVIDADES
1 Busca en el diccionario "seseo" y "facundia".
2 ¿Qué es la gramática? Busca una definición completa.
3 ¿Qué es un arcaísmo?
4 Compón un texto de unas diez líneas utilizando el mayor número de americanismos; en el enlace inferior tienes un pequeño vocabulario de estos que puedes utilizar (copia una breve definición de cada uno de los que hayas empleado ).

http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/05/TH_05_123_224_0.pdf

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