lunes, 21 de junio de 2010

TARZÁN Y LOS APRENDICES DE BRUJO






¡Bienvenidos, príncipes de la natación! Perdón, perdón…Quería decir: ¡Bienvenidos, príncipes de la escritura! Sí, sois vosotros, vosotros (no mis compañeros profesores ni el chistoso del asiento de al lado), sois vosotros. No es una hipérbole. Quien lee por placer algo más que la propaganda del Carrefour ya es “ministro” de la lectura; pero quien escribe…¡pues eso, príncipe!








Sí, todos vosotros; los que habéis participado “voluntariamente” en el concurso. Bueno, “voluntariamente” o no tan “voluntariamente”. Y es que, a veces, para que alguien nade debe ser empujado a la piscina. Hay quien ha chapoteado en ella con mucho ruido y no tanto avance, perezosos ha habido que han utilizado flotador ajeno, a unos hemos visto hundirse momentáneamente pero con un vigoroso impulso salir raudos a la superficie, y algunos otros se han desenvuelto en la “sopa de letras” con la soltura de Tarzán. ¿Cómo hacerse unos largos con la elegancia meteórica de la mariposa? Pues nadando es como se aprende a escribir; no, es escribiendo como se aprende a nadar…








De cualquier modo, nadie ha fracasado. ¿Cómo sucumbir -permitidme el término de casquería-cuando se pone el corazón en la báscula? Si a este órgano se le suma la constancia, entonces surge, abracadabra, el encantamiento.








Esperamos, aprendices de brujo, recibiros el año que viene, ya sin manguitos de corcho, con un ¡BIENVENIDOS TODOS, PRÍNCIPES DE LA MAGIA¡ Tengamos, mientras tanto, controlados el teclado del ordenador o el bolígrafo y el bañador. ENHORABUENA A TODOS.