lunes, 25 de marzo de 2019

DON JUAN RAMÓN BARAT O CÓMO LA ESCRITURA ROMPA LA SOLEDAD DE LOS MUERTOS (DEJA EN PAZ A LOS MUERTOS)


                

Empezaré con la voz de otro, con palabras tantas veces citadas que debieran ser verdad. Nulla dies sine línea. La frase latina, a través de Plinio el Viejo, se atribuye al pintor de Alejandro Magno, Apeles. Casi Literalmente viene a decirnos que “ no hay que dejar pasar ningún día sin escribir al menos una línea” y se ha aplicado, por tanto, falsamente a la escritura un consejo de la pintura.
Aunque en el caso de D. JUAN RAMÓN BARAT está muy bien traída. Barat pinta el enredo de una historia sobre la trasparencia de un cristal a veces oscuro. Las palabras, levantadas con pericia, flamean como una cinta tornasolada y fúlgida contra el crepúsculo de un misterio. Sabed que el autor no solo es importante porque sea justamente famoso, que lo es, ni por los premios que haya ganado, que los ha obtenido con el favor del público más implacable y veleidoso que sois vosotros… No, es importante porque escribe y ha tenido el interés de hacernos llegar después del eco su voz propia.
La escritura vivifica y da conciencia. Distingue a los más vivos de los abismados y muertos.  Estad atentos, especialmente los que entre vosotros en soledad escribís vuestro pensamiento en una agenda, un deseo en los apuntes de esa asignatura odiosa, o que simplemente caligrafiáis sobre el pupitre una palabra  de la que os asombra el brillo o la negrura. No estáis solos, las soledades de los otros escritores os harán compañía, como la del autor de un libro, DEJA EN PAZ A LOS MUERTOS, que nos ha hecho volar algunos instantes sobre el sueño de nuestra propia vida.



 JUAN RAMÓN BARAT EN EL INSTITUTO EL VERMELLAR DE OLLERÍA













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